La psicología es la ciencia que estudia la mente y el comportamiento de las personas. Como ciencia, aplica el método científico, es decir, todas las técnicas y terapias psicológicas se evalúan y revisan, comprobando su eficacia, permitiendo a los profesionales emplear herramientas contrastadas y basadas en la evidencia.
La psicología no es una sola, sino que tiene diversas ramas de especialización: psicología educativa, psicología forense o jurídica, psicología de la empresa, psicología del deporte y psicología clínica o sanitaria.

Esta última especialización es en la que vamos a enfocarnos en este artículo. La psicología clínica o sanitaria es lo que comúnmente se conoce como ir al psicólogo. Esta rama de la psicología tiene como objetivo atender las dificultades, sintomatología o trastornos que pueda padecer una persona, brindándole herramientas para gestionarlo. La psicología clínica o sanitaria se practica tanto en el sector público como en el privado.

LA PSICOLOGÍA CLÍNICA O SANITARIA

La psicología clínica o sanitaria tiene tres objetivos fundamentales:

  1. Evaluar exhaustivamente a la persona para conocer en profundidad sus dificultades, sintomatología o trastorno.
  2. Trabajar con la persona, mediante diversas técnicas y herramientas, modificando esos puntos de conflicto.
  3. Extrapolar los aprendizajes acontecidos en la consulta a la vida real y diaria de la persona.

¿CÓMO SE TRABAJA EN LA CONSULTA PSICOLÓGICA?

El trabajo terapéutico nada tiene que ver con acudir a un profesional que nos soluciona rápidamente nuestra problemática. El trabajo terapéutico es un proceso de encuadre, autoconocimiento y entrenamiento en habilidades y herramientas variadas. El cambio no es rápido y, ni mucho menos, instantáneo. El psicólogo no tiene una varita mágica para que todo cambie.
Comenzar un proceso terapéutico implica tiempo, ganas y esfuerzo. Por supuesto, es fundamental que el psicólogo que te atienda sea un fantástico acompañante en tu camino, pero no puedes olvidar que el cambio está en ti.

¿Cómo te acompañará el psicólogo en este camino? De la siguiente manera:

  • Comprendiendo el caldo de cultivo que ha favorecido la aparición de ese síntoma o problema que ahora te produce malestar. En toda problemática actual, encontramos pinceladas de temas pasados: vínculo de apego, aprendizajes en la infancia, dinámicas familiares, relación con el grupo de iguales en la infancia o adolescencia, experiencias de fracaso…
  • Facilitando tu ventilación emocional. Primero, recordándote el derecho a sentirte del modo en el que te sientas. Segundo, ayudándote a llegar a esas emociones, ya que no siempre están accesibles. Y, tercero, construyendo un espacio seguro y cómodo en el que poder dejar salir esas emociones.
  • Encuadrando las dificultades que refieras, ayudándote a ordenar y priorizar demandas.
  • Aplicando técnicas y ofreciéndote herramientas con las que gestionar esas demandas.

¿CÓMO SABER SI SERÍA BENEFICIOSO PARA MÍ ACUDIR AL PSICÓLOGO?

La clave para responder a esta pregunta es una “sencilla” frase: es muy recomendable que pidas ayuda cuando el problema, la dificultad o el síntoma comienza a interferir con varias áreas de tu vida. Cuando empezamos a tener algún problema psicológico, suele estar anclado a un tema concreto o un área específica de nuestra vida. Sin embargo, según se va agrandando, comienza a interferir con otras áreas. Esta es la manera que tienen tu mente y tu cuerpo de decirte esto está pasando, es real, se está haciendo grande y necesitas abordarlo. Veámoslo con un ejemplo. Una persona experimenta una ansiedad bastante molesta desde hace 3 meses. Se ha dado cuenta porque no es capaz de rendir en el trabajo, no se concentra, se le olvidan las cosas… por ahora, el área vital afectada es, exclusivamente, el laboral. Sin embargo, en las últimas semanas, esta persona siente que el problema está aumentando. Ha comenzado a tener muchas discusiones en casa porque no es capaz de comunicarse tranquilamente con su pareja e hijos, algo en lo que nunca había tenido problemas. Está teniendo problemas digestivos derivados de comer compulsivamente cuando los días de trabajo son especialmente duros. Es decir, otras áreas vitales, como la familia, la alimentación y la salud física, están viéndose afectadas.

Otros signos que pueden ayudarte a identificar si sería adecuado solicitar ayuda psicológica son los siguientes:

  • Malestar generalizado que no consigues comprender. Muchas veces el punto que nos hace darnos cuenta de que algo no está bien es el típico no sé qué me pasa, pero no estoy bien.
  • Aumento de la frecuencia o intensidad de las emociones desagradables que experimentas, como tristeza, miedo, ira, desesperanza, ansiedad…
  • Intentos fallidos o insuficientes para resolver una situación que te genera malestar.
  • Deseo de mejorar diferentes aspectos de tu vida, pese a no experimentar malestar. No siempre tienes que tener un problema clara para acudir al psicólogo, sino que también puedes hacerlo para mejorar en algo que crees que favorecerá tu bienestar. Por ejemplo, autoestima, resiliencia, comunicación asertiva, gestión emocional, etcétera.

Queremos recordarte que ir al psicólogo es completamente lícito, está bien, estarás cuidando una parte fundamental de tu salud y, por supuesto, no te hace ni menos ni peor que nadie.

Si, en algún momento, una vocecita en tu cabeza ha pensado en ir, adelante, es el momento.

Por Leyre Galarraga Cristóbal.